omo el personaje bíblico del que viene su nombre, Adán Augusto López ha caído en mentiras, contradicciones y excesos en su papel como coordinador de la mayoría morenista en el Senado. Porque fue él quien modificó la propuesta de reforma original, pactada por las dos bancadas legislativas de Morena con la dirigencia nacional de ese partido el pasado martes en un hotel del Paseo de la Reforma, incluyendo dos nuevos artículos constitucionales que no estaban en la primera propuesta y hasta se inventó un transitorio que pretendía hacer retroactiva la aplicación de estos cambios.

La propuesta que ayer presentó Adán Augusto ya no sólo incluía los artículos 105 y 107, que fueron los acordados originalmente para dar vida a lo que los morenistas bautizaron demagógicamente como “supremacía constitucional”, sino que ahora incluía también el artículo 1 constitucional, que pretendía desconocer la prevalencia de los tratados internacionales suscritos por México sobre derechos humanos; el artículo 103 relativo a la facultad de los tribunales para recibir controversias y amparos contra garantías fundamentales, y hasta apareció un transitorio del 105 que pretendía aplicar estas reformas de manera retroactiva para dejar sin efecto todas las controversias constitucionales, amparos y otras impugnaciones ya presentadas.

Con su tono amable y su acento tabasqueño, el líder morenista también mintió cuando le dijo a la oposición que “no tenían de qué preocuparse” porque “los albazos ya se terminaron desde que llegó Morena”, y se comprometió públicamente a que no se discutiría ni procesaría la polémica reforma constitucional, “hasta el próximo martes”. Pero no habían pasado ni cuatro horas de su compromiso, cuando se decidió darle fast frack al dictamen que ayer mismo fue aprobado por las Comisiones de Justicia y Puntos Constitucionales del Senado, y anoche había morenistas que afirmaban que “por instrucciones de Adán” este mismo viernes podría llevarse a votación en el pleno el citado dictamen.

Qué tan burdas y flagrantes serían las mentiras de Adán que en el Senado fue reconvenido hasta por sus propios senadores, entre ellos su paisano Óscar Cantón Zetina, quien dijo que las comisiones legislativas eliminarían los cambios a los artículos 1, 105 y 103, “porque hay que evitar los excesos y no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas”; mientras que desde la Cámara de Diputados, el coordinador morenista, Ricardo Monreal, también llamaba a su colega del Senado a que se respetaran los acuerdos originales, y se dejara sin tocar el articulo 103, para centrarse sólo en el 105 y 107, que fue los que acordaron modificar las dos bancadas oficialistas y la dirigencia de Morena el martes por la mañana.

“Yo diría que se quedara en el 105 y 107 constitucional, que era el proyecto original, que no se contemplara el 103 y mucho menos el artículo 1… Estamos en tiempo y seguramente los senadores actuarán con prudencia”, dijo ayer Monreal, quien fue parte del grupo que redactó la primera versión de la llamada “Supremacía Constitucional”, junto con Adán Augusto, la dirigente de Morena, Luisa María Alcalde, y Andy López Beltrán, secretario de Organización del partido.

Pero la forma tan mañosa y subrepticia con la que actuó el coordinador morenista en el Senado, introduciendo cambios que no estaban originalmente contemplados, hizo que ayer se despertaran toda clase de suspicacias. En los corrillos del Senado, por ejemplo, no sólo entre la oposición, sino incluso entre senadores de Morena, se comentaba que la dichosa “supremacía constitucional” no fue necesariamente una reforma solicitada o ideada desde Palacio Nacional o por la doctora Sheinbaum y sus consejeros en materia jurídica. Y aunque algunos senadores tanto opositores como oficialistas apuntaban al polémico exministro Arturo Zaldívar como el padre de esa reforma, otros apuntaban hacia “La Chingada” y sugerían que la idea y la orden de proponer esos cambios tan drásticos y autoritarios fue “del que no termina de irse”.

Y es que algunas de las “sorpresas” que introdujo Adán al planteamiento original, son

tan burdos y tan radicales, como el de pretender desconocer a los Tratados Internacionales firmados por México o el de poner en la reforma un transitorio que aplicaba la reforma de manera retroactiva –algo que no puede hacer ninguna ley o reforma en México porque es inconstitucional–, con el objetivo de eliminar de un plumazo y evitar que los ministros de la Corte, jueces o magistrados pudieran resolver las controversias, acciones de inconstitucionalidad o los cientos de amparos, que han sido interpuestos en los últimos dos meses, desde que se aprobó la Reforma al Poder Judicial de la Federación.

De tan torpes y autoritarias que fueron algunas propuestas, que hasta los incondicionales aliados del PVEM tuvieron sus dudas y sus divisiones, porque mientras Arturo Escobar, exdiputado y exdirigente verde, emitía un comunicado diciendo que estaba en contra de la reforma propuesta por Adán Augusto y Ricardo Monreal y que los legisladores verdes no la acompañarían porque “qué necesidad de llevar al país a ese debate”; mientras que la senadora de MC, Alejandra Barrales, dijo en una de las reuniones de comisiones legislativas que “dentro de Morena hay varios que no están de acuerdo con esta reforma, pero no se atreven a declararlo públicamente por miedo”.

A Escobar lo corrigieron rápidamente desde la dirigencia nacional del PVEM, con un comunicado en el que decían que ellos “apoyan y seguirán apoyando todo proyecto de la doctora Claudia Sheinbaum en beneficio de la Nación”, con lo que desconocían el comunicado del exdiputado Escobar y decían que su postura era personal; mientras que Barrales nunca dijo qué senadores morenistas le habían comentado que no estaban de acuerdo con la llamada “supremacía constitucional” y se referían a esto “como un exceso”.

El caso es que entre las mentiras y los excesos de Adán Augusto, la dudosa paternidad de una reforma constitucional que dinamita cualquier equilibrio o revisión e impugnación en la elaboración y reforma de leyes y de la Constitución, dándole un poder absoluto al Poder Ejecutivo y al Legislativo, mientras no sólo se desmantela al Poder Judicial, sino que ahora también se le neutraliza y se le elimina el carácter de “tribunal revisor de la constitucionalidad” en la República, lo único que queda claro es que esa reforma abona y fortalece el autoritarismo y la concentración de poder en detrimento de la democracia y la división de poderes. Y lo que no queda muy claro, pero tiene un apestoso tufo, es si el cerebro y el brazo ejecutor de todo este radicalismo morenista está solo en Palacio Nacional o sigue viniendo desde Palenque.

NOTAS INDISCRETAS…

Hace 55 años, en 1969, Juan Francisco Ealy Ortiz se convirtió en el director más joven de un periódico en México y en el mundo, al asumir a los 27 años de edad la dirección de EL UNIVERSAL, que entonces se encontraba en una profunda crisis interna producto de la inestabilidad laboral y la mala administración del diario. Cinco décadas y medio después, bajo la conducción del Licenciado Ealy, el Gran Diario de México no sólo es el periódico más antiguo que se edita en este país, con 108 años de existencia, sino es también un referente obligado del periodismo mexicano y del continente. En las cinco décadas y media transcurridas, el país cambió y pasó del régimen cerrado y autoritario de Partido de Estado hegemónico a una alternancia democrática que reconoció el pluralismo político y de todo tipo en México, y en ese proceso también estuvo EL UNIVERSAL, que bajo la conducción de Ealy Ortiz fue de los primeros diarios en abrir sus páginas a mujeres escritoras y periodistas, a políticos de la oposición que no eran bien vistos por el régimen y a otras innovaciones como el uso de la imagen y de las fotos a gran escala en su portada, sin contar las adquisiciones de las rotativas más modernas y sofisticadas, que fueron mejorando notablemente la calidad de sus ediciones. Ayer, en una celebración emotiva y con una amplia y plural concurrencia, la familia Ealy Ortiz celebró y reconoció los 55 años del licenciado Juan Francisco al frente de esta gran Compañía Periodística Nacional. Y en sus propias palabras, el Director General y Presidente de EL UNIVERSAL hizo un recuento de su tránsito por 11 sexenios y presidentes diferentes, de las decisiones que tuvo que tomar para abrir espacios editoriales a la oposición en los tiempos del autoritarismo priista, y de las batallas que ha tenido que librar este gran diario con él al frente para defender la libertad de expresión. Y concluyó con un llamado a la unidad de los mexicanos para defender y cuidar esta casa común que es México, para reconocer y apoyar a la primera Presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum, en su ejercicio histórico para que le vaya bien al país. Y así, cinco décadas y media después, el que fuera el director más joven de un diario en 1969, es hoy el decano de los directores de periódicos no sólo en México sino en el mundo. Enhorabuena por el aniversario y la celebración, y todo el reconocimiento a la labor y conducción del licenciado Ealy Ortiz para hacer de esta casa editorial un espacio de objetividad, crítica y libertad periodística…Se batieron los dados. Repitió Serpiente.

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