Dos medios especializados en finanzas, la revista Forbes y Bloomberg, reportaron en diciembre pasado que la fortuna del magnate mexicano, Carlos Slim Helú, había rebasado, por primera vez en la historia, los 101 mil millones de dólares (mmdd) a finales del 2023 y que el crecimiento notable en su patrimonio empresarial y financiero del ingeniero, sobre todo en los últimos 6 años, lo colocaba como el hombre más rico de México, de Latinoamérica y volvía a estar en los primeros 10 lugares de los multimillonarios del mundo, ocupando el lugar numero 8.
Los mismos sitios especializados explicaban que parte de las ganancias extraordinarias que había logrado el dueño de Grupo Carso en sus negocios, que para el cierre del año pasado llegaron a los 26 mil millones de dólares, se relacionaban con el crecimiento de las tasas de interés y la fortaleza de la moneda mexicana o el llamado “superpeso” que se revaluó frente al dólar y benefició los negocios del magnate mexicano de origen libanés.
Pero había un dato en los reportes sobre Slim y su Grupo Carso que comenzó a llamar la atención de analistas, columnistas y medios que comenzaron a relacionar el crecimiento de la fortuna del ingeniero con su relación cercana y protagónica en este sexenio con el presidente López Obrador. Y ese dato era contundente: en el 2018, justo cuando arranca el gobierno lopezobradorista, don Carlos y sus empresas venían de una racha negativa en la que perdieron inversiones millonarias, reduciendo su fortuna de 65.1 mmdd a 50 mmdd. Es decir que en lo que va del sexenio la fortuna del emporio Slim se duplicó prácticamente hasta llegar a los 101 mmdd reportados en diciembre pasado.
Comenzaron entonces a surgir las editoriales y los reportajes que hablaban de la bonanza del hombre más rico de México a partir de su relación con el actual presidente. Y justo cuando ya se hablaba de la duplicación de su fortuna en los últimos años, la organización Oxfam, que estudia y combate la pobreza y la desigualdad en el mundo, presentó su estudio “El Monopolio de la Desigualdad” en el marco de la pasada Cumbre de Davos, y ahí analizó el crecimiento de la desigualdad en México con base en datos y cifras que concluían que por cada 100 pesos de riqueza que se genera en México, 4.48 pesos eran para el ingeniero y sus empresas. “Las decisiones políticas de las últimas décadas han permitido que una sola persona concentre casi uno de cada 20 pesos de la riqueza de ese país, al mismo tiempo que 9 millones de personas no saben si podrán comer al día siguiente”, dice Oxfam en el citado estudio.
Ayer, después de varias semanas en que su nombre aparecía de manera constante referido como “el contratista favorito” del gobierno y de que se afirmara que su crecimiento patrimonial está ligado a su relación de amistad y contratos con el actual presidente, el ingeniero Carlos Slim apareció, acompañado de sus hijos, nietos y su familia, para dar una conferencia de prensa en las oficinas de la Fundación que lleva su apellido en Las Lomas de Chapultepec. Ahí, durante casi 4 horas y media, el ingeniero habló de su historia personal, familiar y empresarial. Narró como hizo sus primeras inversiones a los 15 años de edad y fue detallando cómo adquirió la mayor parte de sus empresas, incluida Teléfonos de México durante el proceso de privatización del presidente Carlos Salinas de Gortari.
Cuando los reporteros le preguntaron sobre el estudio de Oxfam, que lo ubica como uno de los principales acaparadores de la riqueza en México, el ingeniero lo calificó como “una estupidez” porque se trata de ligar al Producto Interno Bruto de todo el país al capital de sus empresas. “Cuando quieran lo discutimos con ellos”, dijo el empresario.
Pero lo más interesante vino cuando le preguntaron directamente si el aumento de sus ingresos y la duplicación de su fortuna tenía que ver con los contratos y negocios que ha hecho con el actual gobierno. Respondió que el crecimiento en el valor de sus empresas y negocios tiene que ver con las condiciones del mercado y no con temas políticos como su cercanía con López Obrador. “Las acciones suben y bajan. ¿Carso que ha hecho con el gobierno?”, preguntó y él mismo se respondió: “El tramo del que estamos hablando”.
Y es que el ingeniero sostuvo, ante los periodistas y medios que acudieron a su conferencia, que el único contrato de obra pública que ha tenido con la administración lopezobradorista es la construcción del Tramo 2 del Tren Maya, el cual, dijo, fue hecho por sus empresas constructoras en un 80%, y aseguró que las otras obras públicas que construye no son proyectos de la actual administración, sino que vienen de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Hasta ahí la respuesta de Slim, quien dijo que ahora, justo por ese tramo que construyó en el Tren Maya se reúne con el presidente por tres o cuatro horas, pero los medios le han contabilizado hasta 19 encuentros privados con el mandatario, la mayoría en Palacio Nacional, siendo el empresario que más veces ha recibido López Obrador en lo que va de su gobierno. Incluso habló de sus “diferencias” con el presidente. “Todos tenemos diferencias, lo que pasa es que siendo el presidente me las tengo que guardar para cuando salga y ahorita ya con los viajes al Tren Maya y al Interoceánico, pues ahí se puede platicar más, pero son discusiones cordiales, vamos a llamarle”, comentó y mencionó como uno de los temas en los que difiere con el mandatario es la Presidencia de Porfirio Díaz, al que AMLO desprecia y llama dictador. “Para mí fue el mejor presidente; modernizó al país”, dijo.
Apenas la semana pasada el propio López Obrador volvió a mencionarlo en su mañanera diciendo que en 2018, la oposición del PRI y PAN invitaron a Carlos Slim a ser candidato a la Presidencia, ofreciéndole la declinación de José Antonio Meade y de Ricardo Anaya. “Y Carlos Slim les dice, no yo estoy dedicado a otras cosas y no aceptó”, dijo entre risas el presidente. Luego se refirió también a los comentarios sobre el favoritismo hacia el dueño de Grupo Carso en su gobierno: “Mis adversarios dicen que yo propicié que se enriqueciera más Slim, se les olvida que dinero llama a dinero (risas) porque pasó de 50 mmdd a creo que 100 mmdd, y la verdad a los empresarios les ha ido bien”, comentó.
Pero la versión del ingeniero Slim de que sólo tiene un gran contrato, el del Tren Maya con el actual gobierno, contrasta con la investigación que presentó hace una semana el sitio online de periodismo financiero elceo.com, que dirige el columnista de esta casa editorial, Mario Maldonado. Según un reportaje firmado por Mario Gámez, los contratos que ha recibido el ingeniero en el actual gobierno, ascienden a 2,530 asignaciones, ya sea a sus empresas o a filiales de estas y el monto total de esos contratos alcanza los 61 mil millones de pesos. Entre esos contratos documentan no sólo el del Tren Maya, sino uno de más de 938 millones de pesos adjudicado por el ISSSTE a la empresa Uninet, filial de Telmex, para brindar servicio de una red nacional de comunicaciones privadas; además de 15 contratos otorgados en los primeros días de 2024 a América Móvil y Grupo Inbursa, 8 de ellos fueron por adjudicación directa.
En todo caso hay dos cosas que no pueden negarse ni esconderse en toda esta historia. La primera es que relación política y de negocios entre López Obrador y Slim no es nueva ni comenzó en este sexenio, sino que viene desde el año 2000 cuando el tabasqueño era Jefe de Gobierno y trabó una fuerte relación con el empresario que financió proyectos de su gobierno y lo apoyó financieramente para su primera campaña presidencial. Y la segunda es que esa relación los ha beneficiado a ambos, y que indudablemente Slim ha crecido en su riqueza, como ningún otro empresario mexicano, en lo que va de este gobierno. Por lo demás, el ingeniero no tiene ideología y él siempre ha ganado, con todos los presidentes, desde Carlos Salinas hasta Peña Nieto, sin importarle partidos o ideologías.
NOTAS INDISCRETAS… Ignorancia y prejuicios, combinados con una intolerancia digna de las peores dictaduras, es lo que llevó a Mario Delgado y a la candidata Claudia Sheinbaum a descalificar el trabajo de una institución académica seria y con una larga tradición como es el ITESO de Guadalajara, y a la directora del proyecto Signa Lab en esa casa de estudios, Rosana Reguillo. Y es que primero Delgado y luego Sheinbaum salieron a acusar públicamente al instituto académico tapatío, que forma parte de la red de universidades jesuitas en México, de “tener posiciones anti 4T”, a partir de que el proyecto de Signa Lab fue buscado por el INE para que se encargara de elaborar las preguntas que se les harán a las candidatas y candidato presidenciales en los tres debates programados durante la campaña. Las preguntas, de acuerdo con lo que pidió el INE al ITESO y a Signa Lab, surgirían de los temas e inquietudes que manden los ciudadanos a dicha plataforma y, después de procesar todos los planteamientos de los electores, que se calcula serán varios cientos de miles los que reciban, lo que harían los académicos tapatíos es agrupar por temas, materias y especialidades las inquietudes y dudas de la ciudadanía y a partir de ahí, utilizando algoritmos estadísticos y tecnológicos, definirían en forma de preguntas lo que le entregarían al INE para los debates. En ningún momento del proceso, ni la doctora Reguillo ni las autoridades del ITESO podrán hacer preguntas personales o particulares, y todo el proceso tecnológico, de redes y de redacción estará basado en los exitosos modelos desarrollados por la institución académica para medir y rastrear los temas en la conversación digital en México, un modelo que por cierto le ha valido el reconocimiento internacional a este proyecto 100% mexicano. ¿De dónde viene entonces la absurda paranoia y la exclusión que pidió Sheinbaum y el líder de su partido para el ITESO? De la total ignorancia y la intolerancia más preocupante, tratándose de una mujer que aspira a gobernar el país. Porque todo se reduce a que Signa Lab, aportando sus estudios de redes sociales y conversación digital, ha participado en algunas investigaciones y reportajes periodísticos sobre casos de corrupción en este gobierno. Eso, automáticamente en la mente primitiva y autoritaria de los morenistas, los convierte en “Anti 4T”, y les da para descalificar públicamente el trabajo académico de décadas de esa universidad privada en el país. Nada más peligroso para quien busca ser presidenta, que dejarse llevar por el prejuicio y la ignorancia. Porque eso enseña, incluso antes de que la voten, un rostro intolerante, autoritario y prejuicioso hacia la crítica y la academia… Los dados mandan la segunda Serpiente de la semana. Caída libre.