El agua, recurso vital para la vida, se ha convertido en un elemento central de preocupación en Hidalgo, debido al saqueo constante de sus fuentes. La canalización masiva de este recurso hacia la capital del país contribuye al agotamiento de los recursos hídricos en el estado, exacerbando la problemática y poniendo en riesgo el abastecimiento futuro.

La ausencia de regulaciones adecuadas y una supervisión insuficiente han permitido que el saqueo del agua en Hidalgo prospere sin restricciones. No obstante, el problema es más complejo de lo que parece y tiene consecuencias que impactan más allá del aspecto ambiental y económico.

El agua desempeña un papel fundamental en todo el mundo, no solo como un recurso esencial para la supervivencia, sino también como un elemento cultural y espiritual arraigado en sus tradiciones. En el caso de los pueblos indígenas, la relación con el agua es multifacética y va más allá de su simple utilidad práctica. No es solo un recurso natural, sino que también tiene un significado espiritual profundo.

Muchas comunidades atribuyen un valor sagrado al agua, considerándola un regalo de la naturaleza, además de personificarla en deidades y/o espíritus. Por tal motivo, la mayoría de sus prácticas culturales involucran ceremonias y rituales relacionados con el agua para expresar gratitud y respeto hacia este elemento vital.

A lo largo de la historia de la humanidad, las sociedades han desarrollado un profundo conocimiento de su entorno, incluyendo la forma en que interactúan con el agua. Estos conocimientos tradicionales van desde la observación de patrones climáticos, (lo cual permite anticipar la llegada o ausencia de estos); la siembra y cosecha; el culto a las aguas dulces o saladas (ríos, lagos, jagueyes, manglares, cenotes, mares, glaciares, etc.); así como la identificación de plantas y animales relacionados con este elemento.

Más allá del concepto económico, el agua se instaura como un elemento cultural y social, a través del cual convergen distintos actores.

Dentro de la cosmovisión de los pueblos originarios, el agua es una entidad primigenia, vital y sagrada, portadora de un culto ancestral, por lo que, la problemática de abastecimiento y escases afecta directamente la ritualidad, las prácticas culturales, los sistemas de representación y los factores simbólicos sustentados en torno a ella.

Desafortunadamente, la explotación desmedida de recursos hídricos y la contaminación del agua afectan negativamente a estas comunidades, erosionando sus formas de vida tradicionales y despojándolas de su conexión cultural con el agua.

En respuesta a las amenazas contemporáneas, numerosas poblaciones indígenas han emergido como defensoras activas del agua y del medio ambiente. Han liderado protestas y movimientos para proteger sus tierras y recursos hídricos, destacando la importancia del agua no solo como un recurso esencial, sino como parte integral de su identidad cultural.

Por lo anterior, es importante que las autoridades de los distintos órganos de gobierno en el país, garanticen el derecho humano del acceso al agua a partir de la comprensión y el respeto por estas conexiones culturales, con el objetivo de abordar los desafíos contemporáneos y trabajar hacia una gestión sostenible del agua que honre las tradiciones y formas de vida de estos pueblos.


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