A partir de la domesticación del lobo gris asiático, aproximadamente hace unos 20,000 años, durante el último máximo glacial, se dio origen a una nueva especie: el perro. Estos animales han sido compañeros inseparables de la historia y las expresiones culturales de distintas sociedades en todo el mundo.

En México, desde la época prehispánica hasta nuestros días, estos fieles animales han desempeñado un papel importante en su entramado social. Los pueblos mesoamericanos eran considerados compañeros de vida y muerte, ya que estaban presentes en las actividades de la vida cotidiana, además de la creencia de que estos seres eran los encargados de guiar a las almas de los difuntos hacía su destino final en el inframundo. Por tal motivo, más allá de su utilidad práctica, se les atribuyeron valores simbólicos como la de alimento ritual, símbolo de fertilidad y abundancia, signo calendárico, sustituto de los seres humanos en el sacrificio, además de que se le asociaba con el maíz.

Lamentablemente, la historia también ha presenciado un fenómeno preocupante: el abandono de perros en las calles, una práctica que contradice su ancestral importancia cultural. En el país existe una población de aproximadamente 28 millones de perros en situación de calle, cuya proliferación no se trata únicamente de una cuestión de bienestar animal, sino también un problema de salud pública.

Estos animales desamparados están expuestos a enfermedades que pueden propagarse entre ellos y, en algunos casos, afectar también a las personas. Además, el abandono refleja una sociedad que, a pesar de su riqueza histórica, parece haber perdido su empatía fundamental hacia estos seres vivos.

En el 2004 fue establecido por varios países el 21 de julio como “Día del perro” con la finalidad de honrar a esta especie y concientizar sobre su abandono; por lo que es imperativo que reflexionemos sobre este contraste entre la reverencia cultural histórica hacia los perros y la situación de abandono actual. Más allá de solo lamentar esta realidad, debemos actuar de manera decisiva para cambiarla. Campañas de concientización sobre la adopción responsable, esterilización y cuidado animal son pasos clave para restaurar el respeto y la dignidad que merecen nuestros compañeros caninos.

Los perros en México representan más que simples animales; son un testimonio vivo de nuestro pasado histórico, por lo que es nuestro deber garantizar que su legado no se vea empañado por el flagelo del abandono.

Al reconocer su importancia histórica y cultural, aunado a la protección de su bienestar, nos acercamos cada vez más a lo que parece una utopía: un futuro donde cada perro tenga un hogar y el lugar digno que merecen dentro de la sociedad.

En nuestras manos cambiar esta historia de abandono hacia una de respeto; por ello, más que un día de festejo, el día del perro se erige como un símbolo de reivindicación sobre la importancia histórica y cultural de éstos animales como parte de nuestro entorno.

Más que un día de festejo, el día del perro se erige como un símbolo de reivindicación sobre la importancia histórica y cultural de éstos animales como parte de nuestro entorno.

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