La primera Ley Federal de Educación en México fue promulgada por decreto el 23 de enero de 1942 y marcó un hito significativo en la historia educativa del país. Esta ley, también conocida como la Ley Orgánica de Educación Pública, fue impulsada por el presidente Manuel Ávila Camacho y es el antecedente más importante de la lucha contra el analfabetismo y la desigualdad.
La Ley buscaba la unificación y autonomía del sistema educativo mexicano, establecer, organizar y sostener escuelas en todo el país, (ya fueran rurales, urbanas, indígenas, de artes y oficios, para la enseñanza de bellas artes, etc.), así como la creación de laboratorios, centros de investigación científica y museos. Lo anterior, ante la necesidad de mejorar la educación del país que después de la Revolución Mexicana experimentó cambios profundos en diversos aspectos políticos, sociales y económicos, ya que se encontraba devastado, con una economía y una infraestructura debilitadas.
En el país se produjeron cambios sustanciales en el sistema educativo como parte de los esfuerzos por construir una nueva identidad nacional y promover la justicia social. En este marco fue creada la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, a través de la cual se fomentó la expansión de la educación rural y la construcción de escuelas, por lo que la educación indígena también recibió atención especial, buscando preservar y respetar la diversidad cultural, a partir de la incorporación a la vida económica y social de los núcleos indígenas y campesinos.
La importancia de esta legislación radica en su intento de consolidar un marco normativo que estableciera los principios rectores de la educación en México. Uno de los aspectos clave fue la separación de la iglesia del control educativo y la promoción de la educación laica. Además, se buscó mejorar la calidad educativa, estableciendo programas uniformes y normas en todo el país, se buscó alfabetizar a los adultos mayores; además de crear escuelas primarias en todos los estado.
Esta Ley fue un precedente, ya que la expansión de la educación promovió una mayor inclusión social y ayudó a reducir las disparidades educativas. Sin embargo, persistieron desafíos, como la falta de infraestructura en áreas rurales y la brecha entre el ideal educativo y su implementación efectiva.
En la actualidad, los alcances de esta ley perduran en la estructura básica del Sistema Educativo Mexicano. Aunque ha experimentado diversas reformas a lo largo de los años, la idea de una educación laica y de calidad sigue siendo fundamental. La influencia de la primera Ley se refleja en la continua búsqueda de mejorar la accesibilidad de la educación en México.
A 82 años de su implementación los retos persisten y han evolucionado con el tiempo. No obstante, es un precedente de suma importancia, que marcó un antes y un después en la educación. A la fecha, las reformas posteriores continúan moldeando el sistema educativo mexicano, buscando adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad.
Por otro lado, es una realidad que las reformas actuales son insuficientes para abordar los desafíos contemporáneos, como la brecha educativa y la necesidad de adaptarse a un mundo cada vez más digital, lo cual durante la pandemia por COVID 19, hizo más evidente las diferencias y desigualdad social. Sin embargo, a la fecha se debaten reformas adicionales para modernizar y fortalecer el sistema educativo mexicano, manteniendo al mismo tiempo los principios fundamentales establecidos por la primera Ley Federal de Educación.
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