La cultura alimentaria mexicana constituye un conjunto de tradiciones, costumbres, saberes y conocimientos que han sido transmitidos a lo largo de generaciones, constituyéndose como una parte fundamental del patrimonio cultural inmaterial, que refleja la identidad y la historia del país. Este patrimonio se manifiesta no solo en los ingredientes y las técnicas de cocina, sino también en los rituales y las celebraciones que acompañan la preparación y el consumo de los alimentos. En particular, las fiestas decembrinas, como la Navidad y el Año Nuevo, son una época clave en la que la gastronomía mexicana cobra especial relevancia, convirtiéndose en un elemento fundamental para la cohesión social.
La gastronomía en México es un bien cultural inmaterial que sigue siendo preservado, transmitido y evolucionado. En las fiestas de diciembre, como en otras celebraciones del año, la comida se convierte en un patrimonio que no solo se disfruta en la mesa, ya que cada uno de los platillos preparados constituyen más que una simple receta: son una manifestación de la diversidad cultural del país, además de ser parte de los rituales sociales y religiosos que marcan el fin de un ciclo y el inicio de otro. Siguiendo con lo anterior, la gastronomía mexicana no se trata simplemente de recetas, sino de un sistema de conocimientos, prácticas, ritos y valores que se conservan y se reinterpretan constantemente.
Estos procesos no solo aseguran la continuidad de las tradiciones culinarias, sino que también sirven como medio de expresión cultural. Cada plato tiene una historia que contar, y cada preparación implica una conexión profunda con la historia y las comunidades que han heredado estos conocimientos.
La alimentación, aunque es una de las actividades más fundamentales en nuestra vida diaria, a menudo es vista como un acto rutinario y sin mayor trascendencia. Esta percepción nos ha llevado a desdeñar la importancia cultural y simbólica de la comida; por lo que pocas veces se le reconoce como un reflejo de nuestra identidad, historia y diversidad, la vemos simplemente como un medio para satisfacer el hambre, sin valorar su capacidad para conectar generaciones, comunidades y territorios.
Al ignorar la importancia de lo que comemos, contribuimos a la pérdida de técnicas tradicionales, de sabores autóctonos y ancestrales que son parte esencial de la identidad de México; por ello, es necesario revalorar la alimentación como parte integral de nuestra cultura y reconocerla como patrimonio intangible.
La comida no es solo un sustento, ni cumple únicamente la función de alimentar, es una forma de vida, es un testimonio vivo del pasado, un lenguaje que nos une a través de los sentidos, la memoria y la tradición. Para preservar un valioso elemento que nos define como mexicanos, debemos aprender a apreciar y a promover la diversidad de nuestra gastronomía, ya que también es un vehículo de preservación y transmisión de la cultura, por lo que debe ser reconocida, celebrada y protegida.
“Es necesario revalorar la alimentación como parte integral de nuestra cultura y reconocerla como patrimonio intangible”…