Un cronista municipal es el encargado de registrar, preservar y difundir la historia y los acontecimientos de un municipio, a través de la recopilación y documentación de hechos relevantes, tradiciones, costumbres y procesos sociales que han marcado su desarrollo. Su labor incluye la redacción de crónicas, libros, artículos y otros materiales que permitan resguardar y difundir la memoria histórica local.
La importancia del cronista radica en su función de conservar el conocimiento y la memoria colectiva de una comunidad, además de contribuir en el fortalecimiento de la identidad local, promoviendo el sentido de pertenencia entre los habitantes y generando conciencia sobre el valor de su patrimonio cultural.
Históricamente, tanto a nivel nacional como local, el cargo de cronista municipal ha sido ocupado en su mayoría por hombres, por lo que las mujeres hemos tenido que abrirnos camino para ganarnos un lugar en la configuración del campo de la historia; demostrando que tenemos el derecho y la capacidad de resguardarla y escribirla, sin importar la edad, el género o los prejuicios impuestos por la sociedad.
Desafiar una larga tradición dominada por hombres, estereotipos, roles de género, ideas preconcebidas, etc., es difícil, sí, pero no imposible. A la fecha, en Hidalgo contamos con tres mujeres cronistas: la historiadora Lorenia Lira Amador de Tulancingo y la abogada Sara Montes Romero de Pachuca de Soto, quienes, además, ostentan el cargo de manera vitalicia.
La tercera, es la humilde historiadora, autora de estas líneas. Fue en abril de 2021, cuando con 29 años y después de un largo proceso de oposición junto con otros 14 aspirantes, me convertí en la primera mujer y la más joven en 100 años, en desempeñar el cargo de cronista del municipio de Mineral de la Reforma.
Estos hechos más que triunfos personales, son un símbolo de resistencia y reivindicación, lo cual nos recuerda que las mujeres tenemos la capacidad y el derecho de asumir roles importantes en la preservación de la memoria histórica de nuestros municipios.
Ser mujer y cronista en un contexto muchas veces marcado por el machismo presenta desafíos adicionales, que no solo tienen que ver con la práctica del oficio en sí, sino con las estructuras de poder que han dominado los espacios de narración, de opinión y de divulgación. Este ha sido un camino de lucha y empoderamiento largo, ya que, en muchas ocasiones, nuestro trabajo es minimizado o desvalorizado, ya sea por la falta de reconocimiento, interés o simplemente por ser etiquetado como menos relevante en comparación con el de nuestros colegas masculinos.
Sin embargo, esto ha ido cambiando progresivamente y es a través de espacios, (como en el que hoy usted puede leerme), que cada palabra escrita, cada investigación o reflexión, se convierte en una pequeña victoria que desafía las estructuras patriarcales y reivindica el derecho de las mujeres a contar, interpretar y hacer la historia.
Las mujeres tenemos la capacidad y el derecho de asumir roles importantes en la preservación de la memoria histórica.
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