Decía un post “estos morritos del IDA hicieron más comunidad universitaria en estas 3 semanas que toda la UAEH en 40 años…”, y efectivamente estamos viviendo una nueva etapa democrática en nuestra entidad, vemos como salen las señoras y niños para entregar una botella de agua a los manifestantes o bien, los más tímidos pitan desde sus autos en señal de solidaridad. Por vez primera, vemos sumados a los muchachos del Tec de Pachuca y del Cenhies, junto con los del Siglo XXI compartiendo el coraje del actuar de los golpeadores de la UAEH para recuperar el edificio central.
Esta indignación, que antes sólo se compartía entre amigos, ahora es pública y amenaza con salir a la calle y tomar acciones para buscar el respeto a las garantías de los muchachos del IDA que no aceptan ser dirigidos por una persona déspota y que, con el sólo tono de voz, muestra hasta cierto desprecio por la academia.
Para el rector Octavio Castillo Acosta de escoger la vía inteligente de deponerla en su momento, habría sanado la indignación y abierto las puertas al diálogo sobre los excesos cometidos por la plantilla laboral, algunos de carácter hasta sexual y otros psicológicos. Los males que arrastra la UAEH desde hace décadas, bien pudo ser subsanada y ahora, que escogieron el otro camino, deberán recorrer un camino difícil que pone en riesgo el imperio construido en cuatro décadas. Causa sorpresa que, hasta negocios de construcción, grupos de profesionales, estudiantes diversos, entre muchos más se han sumado a este grito de los muchachos del IDA.
Hace algunas noches, el rector ya estuvo en Palacio de Gobierno lo que muestra preocupación, porque la bola de nieve crece a cada momento y las reacciones son cada día más naturales. Y justamente, ese post recuperado del Facebook nos muestra una realidad, todos se están sumando y haciendo comunidad. Ellos, los estudiantes bien saben que no están solos y que no necesitan taparse la cara, porque su demanda es limpia y ya es respaldada por toda una comunidad que ellos mismos se encargaron de reunir y sensibilizar.
El movimiento deberá ser validado con acciones inteligentes y rebeldes, que no acepten castigos o doblegarse, se debe seguir adelante, pero sin esconderse porque sus demandas son tan justas como transparentes.
Y entonces allí estarán los valientes padres de familia, tal como sucedió con la mujer ensangrentada que nos causó tanta indignación al ser golpeada por porros tan sólo por defender a su hija. A lo largo de estas cuatro décadas, hemos visto decenas de intentos por sepultar al llamado Grupo Universidad, algunos orquestados desde cafés, encuentros sigilosos en salones de fiestas, mediante denuncias, sin embargo, ninguno ha progresado, porque no tenía el ingrediente que lograron hacer los estudiantes del IDA: hacer comunidad, coincidir en el mismo interés social de sacar los cacicazgos del estado.