El enfrentamiento provocado o no, dentro de las instalaciones de la UAEH nos mostró que un grupo político -sólido desde hace cuatro décadas-, enfrenta un deterioro preocupante al recurrir a la violencia como método para disuadir una protesta estudiantil.

Mantener de forma sistemática una mentira para salvar la cabeza de directivos y profesores ante las evidencias nos muestra el deterioro sistemático del grupo que organizó, planificó y mantuvo a su dirigente Gerardo Sosa Castelán.

Cierto es, que el bajo perfil del actual rector, Octavio Castillo Acosta, ha permitido que muchos de los conflictos, lejos de tener una solución, tienen respuestas poco válidas y carentes de estar fincadas en un razonamiento.

Este desgaste, que de seguro es detestado por su máximo dirigente, ha permitido que otros actores influyan en las decisiones y con ello, abran puertas a nuevas expresiones que podrían influir en las decisiones que antes se tomaban entre unos cuantos.

Aceptar la violencia como una vía de solución, es motivo suficiente para que Castillo Acosta sea removido del cargo. Y sin duda, la inteligencia que ha movido y fortalecido a este grupo lo habrá de valorar.

Una matrícula de 35 mil estudiantes, en gran parte jóvenes y por naturaleza liberales y libertarios, no puede ser instruido por una plantilla de académicos acartonados que busquen mejor mantener sus bajos salarios y su ventajoso vale de despensa que ofrendar su brillantez profesional.

El desgaste de este grupo, llega hasta un dirigente disfrazado de joven, que se ha convertido en el brazo ejecutor de las órdenes del rector, incluso hasta actos violentos bajo el supuesto de defender al personal administrativo.

Y en cualquier lógica, se supone que un Consejo Estudiantil Universitario deberá cuidar y proteger a los muchachos, nunca convertirse en un policía o custodio.

Pero bien, estamos a unos meses de las elecciones y el Grupo Universidad, con esta nueva faceta que atenta contra los derechos y la seguridad de los estudiantes, no alcanzará simpatía alguna que le permita sentarse a una mesa de negociación.

Sin duda, como grupo político significó en algún momento la posibilidad de mantener los equilibrios, sin embargo, con esta actitud tan coloquial y básica, por necesidad serán desechados ante su carencia de inteligencia política, ingrediente que los llegó a colocar en una postura destacada dentro de la política estatal.

Y para ponerle la cereza al pastel, en un arranque de soberbia, negaron la intermediación del gobernador Menchaca para buscar puntos de coincidencia. Entonces, quien prende el fuego, lo deberá apagar, ojalá y no se salga de control.

Cualquiera podría afirmar que el líder del Grupo Universidad, no se encuentra enterado de lo que hacen sus pupilos, porque de lo contrario ya hubiese corregido. Y para ponerle la cereza al pastel, en un arranque de soberbia, negaron la intermediación del gobernador Menchaca para buscar puntos de coincidencia. Entonces, quien prende el fuego, lo deberá apagar ojalá no se salga de control.

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