Los gritos de ¡no reelección! fueron acallados por una mayoría abrumadora que votó en favor de las reformas que permitirán que Alito Moreno se reelija una o dos veces consecutivas, reavivando la animadversión hacía la dirigencia nacional y alejando la posibilidad de construir un contrapeso político en el país.

Con el puño cerrado en lo alto de la tribuna del Pepsi Center, Alito y sus huestes festejaban su triunfo, algo que parecía no satisfacer del todo a la secretaria general Carolina Viggiano, quien observa y entrelazaba sus manos al frente, mostraba un rostro inexpresivo.

Su sensación de soledad a partir del triunfo, parecía no reflejar los excesos de poder que alcanzaron con la reforma a sus estatutos, pues ahora decidirán sobre quién y cómo votarán dentro de los congresos los diputados y senadores.

El ex gobernador Manuel Ángel Núñez y José Antonio Rojo, dijeron no haber platicado con ella sobre sus pretensiones de eternizarse en el poder, cuando tuvieron más de una coincidencia laboral y de partido.

De esta manera sabemos que la exdiputada perdió contacto son sus raíces, con su gente, sobre todo ahora que logró satisfacer su más caro anhelo de ser senadora. Arrebató el primer lugar plurinominal en esta ocasión, para asegurar la oportunidad que no se volverá a presentar.

Sus compañeros que la aconsejaron e impulsaron en su carrera, la mayoría metidos en las filas de la tercera edad, ahora firman escritos en donde rechazan la reelección como un mecanismo para renovar la dirigencia.

Mientras existe festejo en las instalaciones del CEN del PRI, abajo se escucha el rumor de golpe de estado que permitiría liberar al PRI de Alito, quien desde su ingreso en 2019 sólo derrotas ha cultivado. Hidalgo que fue un bastión nacional del tricolor ya pertenece a otro ´partido como muchas entidades más.

La destreza política de que presumieron las huestes priistas durante 93 años deberá abrirse paso entre las ambiciones de una dirigencia obtusa e indolente que no acepta que México e Hidalgo ya son otros, que su gente busca participar en política para hacer un reparto equitativo del poder y la riqueza.

Tan sólo existen 300 millones de pesos para el PRI de las prerrogativas entregadas por el INE y que están sujetas al capricho de un dirigente nacional ávido de operaciones estéticas, de helicópteros caros, mientras que el gusto de la secretaria general por las joyas es manifiesto en cualquiera de sus expresiones.

Las posibilidades de crear un frente político que en algún momento tuviera la consistencia suficiente para crear un contrapeso en la vida nacional, cada vez son más lejanas ante este tipo de imposiciones y no justamente porque exista una nostalgia por el tricolor, sino porque serían los más cercanos a tener una estructura real que de algún modo permita que los abanderados de la cuarta transformación pierdan la cabeza.

Nimiedades: En corto tiempo se sabrá de un ex funcionario que ahora administra salones de fiestas y algunos bares de su propiedad.

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