En la década de los 90, Hidalgo miraba un futuro prometedor en su zona sur, con la construcción de un aeropuerto internacional como empresa ancla para construir una nueva ciudad entre Tizayuca y Pachuca, aprovechando la extensión del llamado Valle de San Javier.

La idea primordial era encarecer la frontera con el Estado de México, dando paso a una zona de alta plusvalía con la llegada de empresarios del divertimento que construirían clubes campestres con campos de golf.

Esta valla impediría que detonadores de vivienda popular, tuvieran oportunidad de construir del lado hidalguense. En cambio, se diseñarían zonas habitacionales de distintos rangos económicos: Uno de lujo considerando amenidades como tiendas de alta gama, campos de golf y con ciertos perfiles enfocados al tratamiento de la salud humana y animal, primordialmente de mascotas.

Habría otras de menor rango para empleados de mediana economía y finalmente las populares, todas ellas dentro de un concepto de segregación a partir del poder adquisitivo de sus moradores. Incluso planeaba zonas obligadas de mitigación entre una y otra con grandes franjas arboladas.

Ese proyecto echando a andar por Murillo Karam y desarrollado por Núñez Soto, hablaba de constituirse en una válvula emergente de la zona metropolitana de la Ciudad de México, que ya superaba los 15 millones de habitantes.

La venta de espacios consideraba la construcción del primer Disneyland de Latinoamérica, junto con otros inversores que consideraban la zona como logística en los vuelos internacionales. Se hablaba de construir una nueva Brasilia como un respiro de gente bien en una atiborrada zona centro del país.

Aquello que se convirtió en un sueño guajiro de alto costo, a la vuelta de tres décadas, las tierras ociosas del Valle de San Javier ya atrajeron la atención de los proyeccionistas del gobierno federal, al considerar la zona como parte de los ejes torales del Plan Nacional de Vivienda que se echará a andar con la llegada de la nueva administración federal.

De entrada, son 144 mil las viviendas de interés social que habrían de construirse en la zona sur, justo en la frontera con Edomex. Para ello, habrán de aumentar los carriles en la autopista México-Pachuca, a la ´par de una mejor movilidad con el tren suburbano que conectará el corazón de la CDMX con el AIFA y de allí a la capital hidalguense.

Será el Infonavit de manejar los créditos a los trabajadores, bajo un esquema de rentas con compromiso de venta.

Los especialistas en estudios poblacionales determinaron que esa nueva colonia de medio millón de habitantes, será el asentamiento para habitantes de Iztapalapa que tiene un grave problema al igual que Ecatepec.

Los nuevos vecinos exigirán agua, servicios, escuelas y seguridad, que es un rubro que en la zona sur nadie la tiene comprada. Y los impuestos que paguen a cambio no serán muchos al tratarse de viviendas con costo menores a los 600 mil pesos.


Nimiedades: Fueron más de 400 las leyes que dejaron pendientes los diputados locales, número que nos habla de un bajo rendimiento o de muchas ocurrencias vueltas ley.

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