La inclusión de Hidalgo dentro de tabla de prioridades del gobierno de Claudia Sheinbaum habla de una mayor posibilidad de desarrollo que va de la mano con el mejoramiento de zonas devastadas como es el caso de Tula. Los seis puntos considerados, no fueron el libramiento que nunca se hace o el aeropuerto de los sueños.
Firmados ante un notario tan falso como el cumplimiento de la promesa fue un escenario repetido en varios gobiernos, incluyendo en el pasado reciente, ahora, tal parece que en cuestión de días se formaliza la estructura para dar certeza del proyecto.
Dentro de las primeras mañaneras ya se escuchó la formalización del proyecto del tren ligero a la Ciudad de México que movilizará al casi millón de personas que mantienen una interacción diaria entre las tres entidades incluyendo el Estado de México.
El banderazo de las obras del tren, muestra esa voluntad, que corrió a la siguiente propuesta que fue la utilización de los terrenos de la fallida refinería Bicentenario que nunca pudo ser inaugurada por el gobierno de Felipe Calderón en cumplimiento a la petición de los Estados Unidos.
Convertir ese lugar en una zona de reciclaje, permitirá procesar miles de toneladas de residuos sólidos que ya se han convertido en un problema para pueblos y ciudades, al no contar dentro de sus planes gubernamentales la instauración de confinamientos de su basura.
Esta va de la mano en cuanto a limpiar la zona de Tula, una zona afectada por la contaminación desde los años setenta, cuando se instala la refinería Miguel Hidalgo y las aguas negras del valle de México son direccionadas hacía la presa Endhó.
Acompañados estos dos factores por la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, comenzaron a entintar el cielo, el agua y la tierra con los contaminantes propios de esas actividades que realizaban de forma primaria, sin importar los daños.
Sumado a ello, se recibieron cientos de toneladas de varilla contaminada en el norte del país, que más tarde se manifestara como un problema de cáncer entre los habitantes de la colonia San José primordialmente.
Iniciar un plan de rescate, permitirá renovar la esperanza de recuperar los ríos, el aire y la tierra, sin embargo, para ello se necesitan recursos y tendrá que ser en estos días cuando los legisladores hidalguenses, en el Congreso de la Unión demanden la inserción de recursos en el decreto de egresos del 2025.
Esa voluntad mostrada por la primera mandataria sólo se podrá observar cuando a través de la Semarnat se vea una cifra específica para operar ese programa, lo mismo que Pemex y CFE que tendrán que utilizar tecnología avanzada para alcanzar el objetivo de producir sin contaminar.
Otro punto importante que se deberá observar será el destino de la Planta tratadora de aguas residuales ubicada en Atotonilco de Tula, propiedad de Carlos Slim pero operada por Conagua, la cual no satisface en mucho las necesidades de limpieza.
Junto a ellos, cada municipio deberá considerar la instalación de sus plantas tratadoras y evitar así descargas contaminantes al río Tula.
Todos esto lo veremos en los planes presupuestarios del próximo año y que ya deberán abordar los diputados y senadores en estos días. Allí se verá el verdadero compromiso.