Son grandes los pendientes que dejan las administraciones municipales que en cuestión de dos meses concluyen su periodo, y uno de los temas más importantes es la basura y su impedimento para contar con un sistema de rellenos sanitarios que alberguen las mil 800 hectáreas que se generan de forma diaria en todo el estado.

La infraestructura disponible es mínima y de baja tecnología, lo que impide garantizar que el confinamiento sea seguro y salubre. Tan sólo en Pachuca, la inestabilidad hormonal de los ejidatarios del Huixmi y la falta de capacidad en la última celda, hace que las 267 toneladas que se generan en la zona metropolitana se encuentren en riesgo.

Las posibilidades de hacer negocio desde las alcaldías a costa de una urgente necesidad, tuvieron escenarios en distintos municipios, uno de ellos fue Actopan en donde la compra del terreno ideal se convirtió en una guerra política que concluyó en una serie de acusaciones sobre la compra ventajosa de un terreno en donde participaban regidores y la propia alcaldesa.

Situaciones semejantes se vivieron en Huejutla en donde existían pretextos para impedir que allí tiraran la basura y los vecinos hacían cierres de carreteras. En Tulancingo y Tizayuca la cosa no está muy distinta.

Sin duda, en todo esto, la Semarnath tiene mucho que ver, ante la ausencia de un plan maestro que regule este tipo de actividades que son urgentes para la entidad. Por características de sus funciones deberá crear un mapa de lugares susceptibles para albergar la basura sin riesgos de contaminar poblados, mantos acuíferos y el medio ambiente.

Lo mismo, que cuente con protocolos para sus actuaciones, puesto que de momento clausura y deja en total inoperancia los tiraderos, sin dar opciones de solución.

El problema de la basura es asunto urgente que deberá ser resuelto por las administraciones municipales, pero siempre con la guía rectora de la Semarnath que se ha convertido en una caja recaudadora de infracciones.

Tal vez, tenga la mejor intención esa oficina estatal, aunque la desconocemos debido a su fallido esquema de difusión en materia ambiental y de protección al entorno.

Las inundaciones que existen en las ciudades de la entidad, tienen como principal constante la basura tirada en la calle que tapa los drenes y coladeras, causando el caos por una sensible falta de civilidad en esa materia.

Antes de la llegada de una nueva administración en las alcaldías, justo sería que esa dependencia, conciba un plan emergente de solución al problema de la basura pero de forma inmediata, que no para ello tengan que hacer foros y burocratizar una norma de limpieza.

Mientras que, a los diputados locales, plantear la necesidad de ordenamientos legales que permita normar el destino de la basura y todas sus consecuencias. Para nadie es extraño saber que la basura es dinero, y en grandes cantidades, muchos pueden ser los beneficiarios.

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