En días recientes la opinión pública colocó al centro del debate el caso de una anciana y su familia que atacaron con arma de fuego a los inquilinos de un inmueble que, aparentemente, se adueñaron de la vivienda. Dicho suceso quedó grabado en video y fue exhibido en redes sociales donde la mirada atónita de miles de personas, observó cómo una señora de la tercera edad, disparó sin miramientos y a quemarropa a dos de las personas que habitaban la vivienda, arrebatándoles la vida.
El caso ha causado revuelo y las opiniones al respecto han chocado, sin embargo, más allá del impacto visual que el video ha generado, el hecho como tal, amerita un análisis profundo que ponga sobre la mesa todos los aspectos que coincidieron aquella tarde del 2 de abril en Chalco, Estado de México.
Una de las primeras miradas debe centrarse en el mote que la prensa ha puesto a Carlota N, llamándola “La abuela sicaria” adjetivo que evidentemente está por completo fuera del lugar y pone en evidencia la facilidad con que el periodismo utiliza términos equivocados paro efectivos para la memoria colectiva, un sicario es aquél homicida capaz de quitarle la vida a un tercero siempre y cuando haya una retribución económica por hacerlo, lo cual no aplica en el caso pues la anciana no estaba bajo el mando de nadie y tampoco recibió una retribución económica por disparar el arma.
Otro de los aspectos que el video pone en evidencia es la facilidad para portar armas, pues INEGI reporta que el 70% de los homicidios se producen por arma de fuego, pese a la larga lista de requisitos que la Ley Federal de Armas de Fuego impone para poder tenerlas. En el video se observa con claridad cómo los atacantes llegan al lugar con dos armas cargadas, muy probablemente la idea era solamente “asustar” a los inquilinos, pero todo se salió de control al detonarse los primeros disparos.
De igual manera, el caso trae a la mesa la desconfianza de la ciudadanía en sus autoridades lo que la lleva a recurrir a la justicia por propia mano, en su momento el Estado de México fue primer lugar nacional en linchamientos y era común leer en los periódicos, los múltiples casos de “justicieros” que se daban en el transporte público de la entidad, el caso Carlota es uno más de los rostros de la ciudadanía enfrentando por sí misma a la delincuencia, el llamado “fenómeno vigilantista”, muy común en Latinoamérica, con sus alcances y limitaciones y sin medir las posibles consecuencias de sus actos.
El despojo de vivienda o de terrenos es un hecho común en México, principalmente en las orillas de las grandes urbes donde la propiedad suele ser abandonada por no contar con los servicios de urbanización o porque no existen oportunidades laborales cerca de los nuevos centros urbanos, el “paracaidismo” formó ciudades enteras usando como estrategia la invasión de predios que con el paso del tiempo y la exigencia popular se regularizaban, más por presiones que por cuestiones de legalidad.
Actualmente, tras el periodo neoliberal en el que miles de viviendas se construyeron en espacios muy alejados, siendo vendidas a trabajadores con deudas eternas que casi nunca pueden pagarse, muchas de esas casas están en abandono, lo que facilita las invasiones, pues resulta mucho más sencillo apoderarse por la fuerza de una vivienda ya construida, a adueñarse de un terreno al cual se le debe de invertir una fuerte cantidad para su construcción, una especie de “paracaidismo moderno” que ha alcanzado cifras de más de 13 despojos diarios.
Otro de los factores interesantes del caso es su exposición en las redes sociales, si el video no existiera difícilmente el doble homicidio hubiera alcanzado la notoriedad que tiene ahora, la facilidad para registrar lo que ocurre en el día a día gracias a los teléfonos celulares, ha dado una nueva dimensión a los alcances de la opinión pública que no necesita de los medios de comunicación tradicional para comenzar con sus dinámicas, pero también ha derivado en la exposición de la violencia que más que generar indignación se transforma en objetos de burla colectiva, el llamado “Happy slapping” se define como la grabación de actos de violencia en contra de alguien para su posterior viralización en redes sociales, donde las dimensiones de burla escalan a niveles incontrolables, tal como sucedió con la aparición de decenas de “memes” y fotografías o videos realizados con Inteligencia artificial que ridiculizaron el momento y no aportaron nada a la discusión del caso.
Por último, el caso Carlota pone al centro la idea de la abuela amorosa, frágil y tierna con la que una sociedad como la nuestra ha crecido, y la cambia por el de una anciana violenta, ruda y dispuesta a todo para defender lo suyo, incluso a asesinar a sangre fría si es necesario; sin olvidar que la misma Carlota fue puesta en riesgo por sus familiares al involucrarla en una acción que estaba destinada a terminar trágicamente.
La imagen de una anciana de 78 años, con una arma de fuego en las manos, asesinando a sangre fría a dos sujetos, será una imagen difícil de borrar de nuestras mentes pues detonó en nuestra mente con una larga serie de interrogantes sobre nuestras bases familiares, será tan complicado como esperar unos días a que un nuevo video se haga viral y las redes sociales se adueñen de él para burlarse o generar opiniones encontradas a su alrededor.